lunes, 17 de octubre de 2011

En la magia de la sonrisa


Contaba un cuento, que los duendes no salen de día por que el ruido que hacen los niños al jugar los aturdia tanto que no podían estar de pie.
La energía que producimos cuando somos pequeños, a veces es tan intensa que no puede ser facilmente controlada.
Asi pasaba en esa casa el dia del novenario, una pandilla de niños pequeños con los ojos desorbitados por la emoción de jugar se desparramaba y desaparecia entre las sillas y los muebles de la habitación, los duendes no salieron por que nos encargamos de enterrarlos.
Una misma historia contada mil veces pierde su sentido.
Pero eso no nos importa cuando el placer de oirla se vuelve parte del ruido de fondo.

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