lunes, 23 de mayo de 2011

Villa Rica

¿Es la intolerancia un valle suave desde el cual puedo arrojar mis piedritas?.
Las dudas son la base del conocimiento, inmerso en ello, nos damos cuenta de la ignorancia a la que nos sometemos a diario, prefiero no saber.
Mas cuando alguna de estas respuestas consigue el afan objetivo de su respuesta, el rayo de luz aminora mi sed de ilusion, mas las respuestas, como los dias, suelen ser inciertas y muchas veces irracionales.

Vamos caminando, en la playa de la abrumada soledad, unas veces se definen como compañías arenosas las que se adhieren a nuestra existencia, otras existencias arena, otras existencias playa.

Voy, vida, vas, se nombra y se calla, vacío y estelas espumosas que se crean reticentes, volubles, los recuerdos, ¿que son los recuerdos? son acaso los que nos despiertan a las 4 de la mañana para poder escribir algo, un deseo que se alimenta de mis noches insomnes.

Ahora los doblego, se mecen como cánulas hambrientas que devoran en su paso mis entrañas voluminosas, algo mas acecha.

A donde decida ir, los pasos irán conmigo, labrados en la playa de un puerto que se abre a mis pasos con la húmeda y cálida brisa de un día de verano.

A donde decida ir, las sombras me acompañan, son la esencia de lo que soy y no, de lo que no puede estar sin ser, de la sombra que es ausencia de mi.

Los puertos son arribo son cometa, son el entronque marino, la llaga térrea donde se abren las piernas de la puta de mi patria, el cansado y lóbrego camino que confunde piedras con arenas, riscos con playas húmedas, nubes con tormentas, donde la sutil apariencia de la noche se aparea con el sol hambriento de desastres, con la pálida luna estacionada esperando.


Quiero creer que se dejan a un lado las lineas, que se aparecen cuando llega el viento y las acomoda, se abren en la superficie como grietas dicotomicas, espurias, mentirosas.

Aunque en la regularidad de sus lineas trazo mecanizado veo la mano que ondula los cuerpos, tu cuerpo, el mío, ondulados como el viento, como los pensamientos que ondulados vuelven se amontonan, se extravían, corporeos pensamientos que se avanzan, se limitan, deciden dejar de pensarse, de pensarte.

Hoy prendí una vela, sabrá el viento que hay una parte endogamica que repele la idea de verse envuelto en los labios plasmaticos de una pira, labios que se abren y que en su pasión entropica me devuelva la misma sustancia de donde provengo.

No es miedo, es que simplemente no me llama convertirme en plana ceniza, si algún día he de retornar a la madre tierra prefiero ser enterrado bajo un enorme árbol, uno lejano y a su sombra dejar que mi cuerpo sea el festín de innumerable vida, me transformare en un gnomo, el chaneke de la zona, el pitufo que vive aislado o mas bien, multiplicado por la magia de la entalpia, arrullado por miles de clones alimentados de mi esencia, de mi mágica forma, de mi personalidad genética.

Hay días que veo en el mar un reflejo callado, una marea dulce de suave patria, una ensoñación sirena, un canto de ballenas estancado, puede ser que mi petrea mente se queje de las ondulaciones piedra de la playa, de los olores calcareos de la arena, de las piedras olas, de la roca viento, de la llovizna nuclear de mi estado.

No veo el cambio, no lo veo desde la duna informe, no lo veo desde hace años, desde hace milenios, dice la montaña que desde que ella ha tenido conciencia, los hombres se siguen matando entre si, sin sentido, o con el mismo sentido.

Los mares se adelantan cada siglo y medio, el tiempo se sucede ola tras ola, ya no veo los ciclos de la luna no me sirven, contemplo la eternidad desde mi perspectiva montaña, desde mi territorio duna, desde la mirada nómada de una estrella polar.



Emigre hace muchos años, deje atrás lo que conocía, lo que sabia que no necesitaba, ahora la travesía es mas pesada de lo que imagine, el barco lancha salvavidas que poseo se quiere agrietar en las zonas mas oscuras, el pesado fardo se colapsa, la quilla se rompió cuando se cruzo tu mirada con la mia.

Y yo aquí, esperando que la nada ocurra, como ocurren los días, como se estanca la noche.

En la playa aromatizada de un recuerdo.

Con la reminiscencia, como palabra recurrente.




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