jueves, 25 de diciembre de 2014

Cavilando ando...

Yo lo recibo en el umbral de la buena noticia.
Era una especie de azul rizado que se llenaba de nubes.
La penumbra nocturna se peinaba un poco hacia la derecha de los carros de alquiler.
Hace frío afuera, el golpe de calor de un calefactor mal ajustado hará que pague mas de luz.

Quien nos dijo que solamente podíamos vivir una vez.
Era la segunda noche del delirio.
Apenas se estremecen las gotas del sabino en el penacho de Moctezuma.

Aquí es donde se diferencian los colores del arco iris, en el pedazo de cielo que abre las piernas plañideras.
El vomito ancestral del sol, nos muestra la mutación que somos, el producto de su contaminada evolución. Dios es perfecto, nosotros no.




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