domingo, 9 de septiembre de 2012

Pasto y vino




AGOSTO 2012.

Van pasando los momentos, lentamente, azarosos. 
Libres de los sueños, aquellos que antes fueron pesadillas, ahora se presentan, liberadores.
La carne carcomida de mis uñas, que hallaron refugio en el aire húmedo, como restos de una corteza ásperas, se desprenden de mis manos.
Anoche soñé, inquiero, que dormía esclavo, lamia mis cadenas, saboreaba mi tortura, era la vida que me llamada como otros días a contemplar la luz de la ventana.
Los postigos de las puertas, las aldabas azulosas de un corredor abandonado y la lluvia. Como sueña la lluvia sus húmedos despertares, explotando al despertar de tierra.
Montando la nube de cielo, en nube de polvo, que se asienta, tranquila, meditabunda, tras un largo suspiro, la lluvia se encharcar, la vida crece en su regazo, en la sombra de lo que fue la lluvia, en el simplísimo mar de una pavimento quebrado. En los cocos paridos del malecón, donde bebí las aguas profundas de una palmera recién parida.
La lluvia crece, ríos y mares, crece distancias, puertos que nunca cierran, caminos que nunca dejan de prolongarse.
La lluvia se estaciona, como estaciono mis sentidos al ver su tacto prismático y colorido, espectro del arcoiris.
Recorro calles abisales, las calles ballenas, el Jonas desesperado, el cayado que se quiebra.
Sigo caminando, deje de soñar que sueño.
El efecto somnífero de la cama me vuelve prisionero, mi cuerpo aterido pide reconciliación con el espacio circundante.
Hay promontorios que no son para ver el horizonte, solo son escaños, para servir de tiro al blanco, más no por eso dejare de dar el paso.
Es mas, alla solo atrae, solo seduce, no hace mas, ya que nadie regresa.
Puerta de entrada que solo abre desde afuera al curioso visitante, que atraído por la miel del misterio, queda poderosamente atrapado.
Como han quedado atrapados los pensamientos en un breve espacio-tiempo curvado como una cuerda teórica.
Giro en torno a la idea, en un movimiento vertiginoso, la idea y yo nos volvemos uno.
Quiero saber que hacer para conectarme nuevamente al mundo de los sueños, pero despierto, y vivo no resolveré ningún acertijo.
Clavo una mirada herida en los techos pulcros y lívidos del hotel.
Una voz me convence de no bajar al bar, otra voz me dice, es mejor dejar la billetera.
Termino alquilando un espacio en la libreta, y así gasto las ultimas energías de mi día.
Seduce, muere, habla, entrampa.

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