Corazón roto.
Corazón, coraza, concha, cubierta, caparazón.
Ya escuche tu voz, ahora atenuada por la falsa indiferencia.
Escucho tu voz apagada, oculta, con satines y olanes.
Los sillones ahogan el sonido de tu voz,
deseo morir oculto en el timbre de tu voz.
Se derrumba el cielo, las calles se transpiran,
tu voz se quiebra lejana, inaudible.
Tu voz se cierra, ya no lo escucho.
Se ahoga en un quejido solitario, lejano, sutil.
Tu voz se corta,
se hace daño,
se mete los dedos en sus orificios,
se descarga en los demás,
se vomita a si misma,
se asquea de su tono,
de su tesitura, del chirriante sonido de tu voz,
que odio,
que detesto,
por que ya no la oigo,
solo el recuerdo retumba en la pared de enfrente,
en los cuartos vacíos.
Escuche tu voz, sin escucharla, sin ver tus ojos, sin medir tus palabras
que se pierden.
Pierdo el significado de tu voz,
el aroma de tu voz,
la consistencia de tu alma.
Te pierdo
y ya no puedo encontrarte.
eddievasquez
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ResponderEliminarAsi es nada esta al alcance mas que la sabiduria de un recuerdo, o el recuerdo de un dolor.
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